Hubo un tiempo donde todo andaba mal y parecía que no podía ser peor. Es una ingenuidad pensar eso, porque siempre las cosas empeoran. El destino se encarga de ello, de estrujártelo en la cara cuando la felicidad llega, o mejor dicho cuando empiezas a rozarla. El asunto es que por esos días, María Rodés acompañaba mis noches de desencanto. Sonaba en mi pieza a la que llegaba agotado por toda la realidad y era lo único que me relajaba. Sus canciones no son fáciles ni motivadoras, pero era bueno saber que en algún momento algunas cosas podrían expresarse con tanto lirismo y sencillez. Una forma de hablar, su disco debut me acompaño discretamente por meses. Uno de mis favoritos del 2010.
Este año la catalana, y espero no equivocarme con el gentilicio, ha editado su segundo disco Sueño Triángular que nos envuelve en su onírismo reflexivo y con un intimismo que nos aborda sin dejar recodos libres. Desde ese disco, se estrena un nuevo sencillo, uno cantado en su idioma nativo, el tema Mirall, dirigido por Nikita Routchenko. Veánlo.
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